John Gorrie, el padre de la refrigeración. Un médico que luchó contra la fiebre amarilla. Su máquina de crear hielo. La “mano negra” de Frederic Tudor.

Hoy vamos a repasar un poco la historia del hielo. Ya conoces a Frederic Tudor, el “rey del hielo”, creador de nuestro sector antes de que existiera la refrigeración. Tudor popularizo el uso del hielo con su cosecha, transporte y conservación por todo el mundo en el siglo XIX. También hemos hablado de las casas de nieve del siglo XVII, que servían para conseguir hielo a partir de la nieve almacenada. El siguiente hito importante en la historia es la refrigeración, y es en este punto en el que le debemos mucho al bueno de John Gorrie. Una figura por reivindicar, que sentó las bases para el desarrollo de la industria del hielo, a pesar de que sus estudios y grandes esfuerzos no tuvieron éxito completo en su implementación. Es un personaje esencial en el sector, y bien puede ser considerado el “padre de la refrigeración”.

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John Gorrie (vía Wikipedia)

Un médico que luchó contra las enfermedades.

John Gorrie nació en el 1803 en la isla de Nieves, en el Caribe. Estudió medicina en Nueva York y se especializó en enfermedades tropicales. En 1833 se mudó a Apalachicola en Florida. Hay que tener en cuenta que la región de Florida en aquellos años, sin aire acondicionado ni hielo, era un sitio insoportable en verano. Unas tierras pantanosas y húmedas donde reinaban los mosquitos al llegar el calor, que abrasaban a la población provocando fiebre amarilla. De hecho este territorio fue cedido por los españoles en 1819 a Estados Unidos, ante la imposibilidad de poblarlo.

Gorrie trabajó incansablemente en la idea de enfriar las salas donde se cuidaba a los enfermos. En aquellos tiempos no se sabía que el causante de las fiebres era el mosquito, y se consideraba que era el “gas del pantano” el que enfermaba a la gente. Gorrie se obsesionó en crear hielo artificial y sistemas de enfriamiento del ambiente para evitar las fiebres. Se equivocaba en la causa, aunque no andaba desencaminado del todo, ya que el mosquito vive en los pantanos y muere con el frío. De rebote creó una máquina de hielo artificial y varios sistemas para enfriar a los enfermos. Todo esto medio siglo antes de que se inventase el aire acondicionado. Sin duda, ¡un gran trabajo!

Máquina de hielo de John Gorrie

Máquina de hielo de John Gorrie (vía Wikipedia)

La máquina de crear hielo de John Gorrie.

La máquina de Gorrie era un artilugio mecánico de madera que empleaba las recién descubiertas leyes de la Termodinámica para generar una docena de bloques al día. Mediante un motor de vapor y diferentes mandos y engranajes se conseguía condensar y evaporar el aire, y por tanto extraer calor. Los bloques de hielo obtenidos se colocaban en un recipiente en la parte superior de las salas de los enfermos. Al pesar más el aire frío que el caliente, se creaba una circulación que conseguía aliviar las altas temperaturas de los pacientes.

Hay que reconocer que los trabajos de Gorrie se basaban en estudios y patentes de otros científicos e inventores como William Cullen, Thomas Moore, Oliver Evans y Jacob Perkins, por lo que es difícil señalar a un único inventor de la refrigeración. Pero el gran mérito de Gorrie fue su dedicación para mejorar la situación de sus pacientes, y su lucha contra una sociedad muy cerrada. En su tiempo muchos consideraban que solo Dios podía crear hielo y que era un reto ridículo para el ser humano. Fue llamado “loco”, atacado por los periódicos, se arruinó invirtiendo en su máquina que no llegó a comercializar. Murió a la temprana edad de 51 años, pobre y vilipendiado por gran parte de su sociedad. Que menos que reconocerle ahora su esfuerzo.

La “mano negra” de Frederic Tudor.

Nos queda tratar un tema algo espinoso y que nos decepciona un poco de Frederic Tudor, el “rey del hielo”. Es indiscutible su aportación al sector, ya que básicamente fue su creador. Y seguimos valorando su trabajo como emprendedor. Pero como ocurre con casi todos, también la historia de Tudor tiene un lado oscuro. Y es que gran parte del fracaso del filántropo que fue Gorrie, fue causado por la feroz oposición de Tudor. Este último hizo lo que pudo (y visto el resultado, no se le dio nada mal) por ridiculizar la idea de crear hielo artificial, ya que atacaba a su floreciente negocio de cosecha y transporte de hielo. Incluso se comentaba en la época que Tudor empleó su influencia y malas artes para retrasar la concesión de las patentes que solicitó Gorrie. En fin, la humanidad es así. Es algo que se repite en la historia, como la lucha de Edison contra Tesla (guerra de la corriente continua frente a la alterna). O la usurpación de la patente del teléfono de Graham Bell a Antonio Meucci.

Ahora que conocemos la historia de este hombre, que empeñó su dinero, esfuerzo y salud en crear hielo; no podemos por menos que valorar la facilidad que tenemos actualmente para adquirir este bello, cristalino y perfecto elemento. Así que desde aquí queremos dedicar un merecido reconocimiento a quien no lo recibió en vida…

¡Por el bueno de John Gorrie!

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